jueves, 29 de junio de 2023

Y no se me ocurre nada...


 

Pienso en ponerme a escribir y por primera vez no se me ocurre nada. Creo que estoy abrumada por las circunstancias. Observo a mi alrededor. Hay tanto movimiento que creo que mi cerebro ha optado por replegarse.

Me abruma el calor, intenso estos días, aunque tengo la suerte de vivir en una casa con una especie de microclima protector.

Me abruma el ruido político, no quiero vivir en la ignorancia y eso tiene un precio. Los intercambios agresivos, las descalificaciones, los ataques desde actitudes beligerantes que ascienden constantemente.

No me gusta, no me aporta nada ni contribuye en la dirección de mi voto que considero consciente e informado.

Por otro lado, mirando el panorama de la guerra de Ucrania, y otras ignoradas, me siento afligida, asustada por las largas y afiladas garras de la violencia que promueve la codicia personal de unos, nunca el interés general de los habitantes de un pueblo, de una ciudad, de un país.

Busco entre mis congéneres y procuro desarrollarlas en mí, actitudes de cooperación que contribuyan al cuidado y la concordia, atisbos de humanidad que sostengan la motivación y la ilusión adormecida bajo tanto hecho dramático.

La banalidad de un capricho hundido es capaz de robar portada al desastre humanitario de quien viaja en condiciones inconcebibles por necesidad de supervivencia.

El morbo es más atractivo que la dramática realidad de la gente corriente.

Admito que soy de costumbres sencillas. Un paseo, un libro, o compartir ratos con quien quiero, un viaje de vez en cuando, suponen la esencia de mi vida aparte de las obligaciones que también son elegidas.

Mis mejores deseos para este intenso verano que no ha hecho más que comenzar.